Cada verano, una niña visita la casa de su abuelo en los días del Obon, el festival de los difuntos. Este año, le ha prometido llevarla a su cafetería favorita al atardecer. La pequeña se pone su mejor vestido y ambos parten hacia el café, que resulta ser un lugar de lo más misterioso. Hay fotografías del cosmos en las paredes y estatuillas de osos, cisnes y otros animales que dan nombre a constelaciones. La niña bebe café helado de las perseidas con leche de la Vía Láctea y se siente toda una señorita. En eso, ve por la ventana que ha comenzado el tradicional "toro nagashi": un sinnúmero de farolillos de papel flotan en el río como despedida a las almas que se marchan tras visitar el mundo de los vivos. Entonces, los clientes empiezan a salir de la cafetería, uno por uno.