
Este cuenco en el que destacan aves y flores de limpios y birillantes colores sobre un fondo blanco es una obra maestra del estilo Kakiemon de la porcelana de Imari. Con este último nombre se conoce toda una serie de piezas de diferente tipo salidas del puerto de Imari entre los siglos XVII y XVIII.
La fabricación de porcelana en Japón se inició a raíz de la invasión de Corea que impulsó Toyotomi Hideyoshi. Como resultado llegaron al archipiélago japonés varios ceramistas coreanos. Uno de ellos descubrió en Kyushu una veta de caolinita, un mineral de arcilla que sirve de materia prima para la porcelana. Más tarde, el cambio de dinastía en China estuvo acompañado de luchas que paralizaron la producción de porcelana. En consecuencia, algunos artesanos huyeron a Japón trayendo la técnica del esmalte colorido. Después, cuando China prohibió los negocios con el exterior, los mercaderes holandeses, que por entonces monopolizaban el comercio con Asia, dirigieron la mirada a Japón y empezaron a distribuir por todo el mundo piezas de porcelana de Imari. Así comenzó el esplendor de la cerámica japonesa.
Este hermoso cuenco nació en una era de grandes acontecimientos en la historia mundial.
