
Este abanico de gran tamaño mide más de un metro de anchura. Ambos lados están decorados con profusión; en el delantero se representa el sol y dos aves fénix. En el posterior se ve la luna, mariposas y flores. Procede del reino de Ryukyu, una cadena de islas en el sur de Japón que fueron anexionadas por Japón en el siglo XIX y que en la actualidad corresponden a la prefectura de Okinawa. El abanico se elaboró en el taller real y formaba parte de los obsequios que el rey donaba a las sacerdotisas para las ceremonias religiosas. En las islas Ryukyu se creía que las mujeres protegían a los hombres con su poder espiritual, y el propio rey era protegido por la reina. También presidía las actividades religiosas y en cada isla y aldea había una sacerdotisa para servir a la deidad. El abanico jugaba un importante papel: era un instrumento sagrado que simbolizaba el poder divino. El sol representa al rey y la luna, a la reina.
