El miércoles se llevó a cabo en Teherán, capital de Irán, el funeral del presidente del país, Ebrahim Raisi, y otras personas que murieron en un accidente de helicóptero el domingo.
El aparato se estrelló en la provincia de Azerbaiyán Oriental, en el noroeste de Irán. Fallecieron las ocho personas que iban a bordo, entre ellas Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian.
Al funeral asistieron dignatarios de muchas naciones, principalmente vecinas, incluidos los primeros ministros de Siria e Irak.
El primer vicepresidente de Irán, Mohammad Mokhber, que asumió la presidencia interina, saludó a la concurrencia.
Por parte de China asistió el vice primer ministro Zhang Guoqing. Rusia estuvo representada por el presidente de la Cámara Baja, Viacheslav Volodin. Ambos países han estado estrechando lazos con Irán como una manera de hacer frente a Occidente.
Al parecer, Irán quería demostrar que sus relaciones diplomáticas con otras naciones están intactas a pesar de las inesperadas muertes del presidente y el ministro de Asuntos Exteriores del país.
Entre los participantes también se encontraban Ismail Haniyeh, un alto líder del grupo islámico Hamás, altos miembros del grupo musulmán chiita libanés Hizbulá y representantes de los rebeldes hutíes de Yemen. Esas organizaciones cuentan con el respaldo de Irán.