Los dirigentes israelíes han pasado el último mes llevando a cabo lo que denominan una "guerra" contra los militantes de Hamás. Han lanzado ataques aéreos y enviado tropas a la Franja de Gaza a pesar de la preocupación internacional por las víctimas civiles. Ahora dicen que no tienen intención de dar marcha atrás.
El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró el lunes a ABC News que, una vez finalizados los combates, sus fuerzas podrían asumir la "responsabilidad de seguridad" del territorio durante un "periodo indefinido".
El martes, los mandos afirmaron que sus soldados se encuentran en el "mismísimo corazón" de la Franja por primera vez en décadas.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró: "Gaza es la mayor base terrorista jamás construida por el hombre. Toda la ciudad es una gran base terrorista".
Las autoridades israelíes han instado repetidamente a los palestinos de la zona norte que se dirijan al sur. Para convencer a los civiles de marcharse por su propia seguridad, difundieron imágenes de vídeo que mostraban a palestinos huyendo mientras portaban banderas blancas en señal de rendición.
Sin embargo, las autoridades locales informaron el martes de que unos 900.000 residentes siguen en las zonas del norte y no han recibido ningún envío de ayuda en más de un mes.
Una mujer desplazada que perdió a su hija la semana pasada dijo: "Mira nuestra situación, ¿se le puede llamar vida a esto? No tenemos comida, electricidad ni agua. Dormimos en los pasillos sin mantas, y hace mucho frío. Esto no es vida".
Las autoridades de Gaza afirmaron que las tropas israelíes están ejerciendo lo que denominan "presión psicológica" para obligar a la población a abandonar sus hogares. Dijeron que el sur no puede albergar a todos los residentes y que ya no quedan zonas seguras.