Directivo de la antigua Iglesia de la Unificación pide disculpas en relación con irregularidades en donaciones

Se ha producido un nuevo acontecimiento en relación con un controvertido grupo religioso conocido por su antiguo nombre, la Iglesia de la Unificación, que fue objeto de un intenso escrutinio tras el tiroteo mortal del año pasado contra un ex primer ministro japonés. El director de la rama japonesa ha presentado sus disculpas.

Tanaka Tomihiro dio su primera conferencia de prensa desde que el Gobierno solicitó una orden judicial para retirar el estatus de entidad religiosa al grupo.

Se acusa a la actual Federación de Familias por la Paz y la Unificación del Mundo de solicitar cuantiosas donaciones a sus seguidores. Tanaka reconoció que las instrucciones del grupo sobre las donaciones eran insuficientes.

Tanaka dijo: "Pido disculpas de todo corazón a los hijos de los fieles que lo han pasado mal y también al pueblo japonés".

El hijo de un miembro del grupo dice que sus padres hicieron grandes donaciones que le dejaron en la pobreza. Declaró: "Sentí que la disculpa era superficial. Me pregunto por qué de repente cambiaron de actitud y se disculparon cuando lo importante es la conservación de los bienes del grupo. Para evitar ser engañados, creo que es necesario examinar de cerca su intención".

El Parlamento está debatiendo los acuerdos legales para evitar que el grupo transfiera activos que deberían utilizarse para pagar indemnizaciones.

Pero la entidad afirma que no tiene intención de transferir ningún activo al extranjero mientras dure el proceso judicial. Tanaka reveló que el grupo tiene previsto reservar un fondo de compensación de unos 70 millones de dólares. Afirmó que están dispuestos a preparar un depósito si el Gobierno organiza la forma de hacerlo. El director de la sucursal se negó revelar el total de activos de la agrupación en Japón.

Un experto en sociología religiosa afirma que la conferencia de prensa del martes tenía un motivo oculto.

Sakurai Yoshihide, profesor de la Universidad de Hokkaido, declaró: "Los responsables del grupo ni reconocen sus ofensas, ni que las víctimas hayan sufrido. Solo intentan evitar que se les revoque el estatus de entidad religiosa".

Un tribunal de Tokio escuchará los argumentos del Gobierno y del organismo antes de dictar sentencia. Si se concede la orden judicial, perdería su condición de corporación religiosa y su exención fiscal. Sin embargo, se le permitiría continuar con sus actividades religiosas.

El grupo fue objeto de escrutinio tras el tiroteo mortal del año pasado contra el ex primer ministro Abe Shinzo. El atacante declaró a los investigadores que creía que Abe y la iglesia mantenían estrechos vínculos. Su madre había hecho grandes donaciones que, según él, arruinaron económicamente a su familia.